Los modelos animales, ofrecen la mejor aproximación, para entender los procesos de estrés en organismos biopsicosociales. En el laboratorio, se utilizan estresores psicológicos y físicos. Ejemplos de los últimos, son la restricción corporal y la exposición a un ambiente frío. Los procedimientos de estrés psicológico usualmente implican un proceso de aprendizaje, que requiere de más de una condición de tratamiento experimental, de manera que los componentes psicológicos, puedan ser extraídos puramente del estresor físico.
Algunos de los procedimientos utilizados más comúnmente en el laboratorio son los siguientes.
Estresores físicos: Restricción, frío, calor, nadar, ruido, prenatal, destete temprano, hacinamiento, inanición, movimiento, actividad forzada, manipulación, inducido por drogas e inducido por virus.
Estresores psicológicos: Predecibilidad y condicionamiento al miedo, control y afrontamiento, comunicación emocional, conflicto, agresión/defensa y novedad Para evaluar los efectos del estrés, producidos por estos procedimientos, se utilizan medidas dependientes, que representan los índices del estresor y consecuentemente definen la respuesta del estrés, para un estudio en particular, algunas de las más frecuentes se listan a continuación: Respuestas de comportamiento: comportamiento de beber y comer, actividad y respuestas aprendidas. Respuestas psicológicas: Cambios en el peso corporal, peso del timo y la glándula adrenal, ulceración gástrica, corticosterona plasmática, Dopamina, noradrenalina y producción de serotonina.
El procedimiento más utilizado experimentalmente, para la inducción de estrés utiliza la inmovilización del animal o restricción. Asimismo permite examinar de manera eficiente, síndromes reproducibles, tanto de disfunciones centrales como periféricas y enfermedades, así como también, la detección de cambios en las hormonas adrenocorticitrópicas, corticoesterona, proteína c-fos, desensibilización de la respuesta del eje HPA y la expresión de la citocinesis. Por otro lado es un procedimiento económico y raramente involucra daño al animal sometido, una vez que termina el periodo de estrés.
La restricción es indolora y carece de debilitamiento duradero. La inmovilización, una variante de la restricción restringe el grado de locomoción, pero no intenta limitar específicamente el movimiento de las extremidades, al igual que lo hacen la mayoría de las técnicas de restricción. Tanto la restricción como la inmovilización constituyen operaciones físicas, que son importantes como modelos de estrés psiquiátrico.
Los cambios psicológicos y fisiológicos asociados con la restricción, parecen resultar de la ansiedad y la naturaleza aversiva de permanecer inmovilizado, en lugar de la activación concurrente de mecanismos de dolor o causar un malestar irreversible.
Común a todos los métodos de restricción e inmovilización de movimiento incluye pero no está necesariamente limitada a lo siguiente: (a) el animal, es colocado en un cono rígido de plexiglás; (b) el animal es colocado en un decapicono (un tubo de plástico, cónico afilado); (c) las extremidades son pegadas con cinta o atadas a una tabla; (d) el animal es colocado en una malla de alambre que lo contiene; (e) un panel de plástico o de plexiglás es utilizado para restringir los movimientos motores en la esquina de una jaula; (f) el animal es colocado en una botella de plástico o una jaula de restricción; (g) el animal es envuelto en un alambre de gasa; (h) el animal es enrollado en una toalla, exponiendo solamente la cola y el hocico.
Los cambios fisiológicos observados más comúnmente incluyen, el incremento en los niveles de ACTH y corticoesterona, sin embargo esto involucra un decremento en la adquisición de la memoria y la retención, así como también cambios en la motivación. Para que pueda ser efectivo el procedimiento de restricción tienen que controlarse las siguientes variables: frecuencia, duración e intensidad del estresor. La frecuencia de un estresor (definido como el número de sesiones por día o semana) ha sido el punto central de muchos estudios con poca preocupación, del mínimo requerido para producir una respuesta a estrés. La severidad del método de restricción determina si el sujeto tiene la oportunidad de habituarse al estresor y disminuir la fuerza de la respuesta de estrés. La frecuencia afecta las variables del evento, así como también la progresión de distintos hallazgos. La aplicación de una sola sesión de estrés, parece ser más común, y es seguida al sacrificio del animal. Sin embargo un número limitado de estudios se preocupan por los efectos a largo plazo del estrés. Frecuentemente se utiliza un periodo de tres semanas de estrés diario de una sola sesión, y los hallazgos reportados generalmente tienden a llegar a la conclusión de que es mejor el período de estrés, en lugar de utilizar intervalos regulares.
La duración, refiere a la longitud de la exposición al estrés en cada sesión, el incremento de la duración no necesariamente implica un incremento de la experiencia de estrés. La intensidad es la magnitud de inmovilización o restricción al que el roedor es sujeto. La variación de la intensidad en los tipos de restricción empleada, puede sugerir un cambio en la experiencia del roedor al estrés psicológico. La restricción física causa a un animal a sentir incrementada la sensación de peligro, provocando la necesidad de escapar, o si esto es dibido a una restricción física, el animal es capaz de discriminar que está previniendo su movimiento y puede entonces intentar contrarrestarlo. Los investigadores han especulado que los animales que están restringidos físicamente, pueden adaptarse mejor, debido a que pueden aprender la causa de la restricción, distinto de aquellos que se les administra un fármaco que les impide moverse
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